A lo largo de toda la Quebrada de Humahuaca durante el fin de semana siguiente al entierro del Diablo o “Carnaval Chico”, los lugareños viven un momento muy particular en el cual florecen sentimientos que contrastan entre la alegría y la tristeza.
Antiguamente el Carnaval de Flores marcaba el final de la fiesta y la despedida definitiva al Diablo hasta el próximo año, y el cual se vive con mucha intensidad, ya que esta jornada, para muchos, es la última en la cual podrán compartir y dejar desandar la alegría que invoca el Carnaval jujeño.
Desde Volcán pasando por Tumbaya, Purmamarca, Maimará, Juella, Huacalera, Uquía hasta Humahuaca, se desarrolla este festejo, que es “más del lugareño”, tal cual lo manifestó Sergio Montoya presidente de la Agrupación Chala Chala, comparsa de Chalala, una comunidad cercana al pueblo de Purmamarca.
Esta Agrupación surgió allá por el 2005, justo año después de que se formara la comunidad de Chalala, cuando “un grupo de jóvenes que nos gustaba el Carnaval, nos juntamos y después gestionamos la personería jurídica”, y, por ende, quedó establecido tal cual marca la esencia quebradeña, “donde hay un barrio tiene que haber una comparsa”. Sergio continuó relatando que luego de la conformación de la institución carnestolenda, “solicitamos un espacio a la comunidad para hacer nuestro local y meta bingos, rifas, venta de comidas y esfuerzo propio logramos hacer lo que tenemos, el salón”. Una tarea que les llevó 10 años para concretarla y que es un orgullo para los integrantes de la Agrupación, puesto que, como bien aclaró Sergio Montoya, “yo soy de acá de la Quebrada y veo que muchas instituciones trabajan solo para hacer el Carnaval y hay comparsas que pueden ser renombradas, pero no tienen su personería jurídica ni su edificio propio, su casa como digo yo”, que para ellos es más que el lugar de encuentro para el Carnaval, es la casa, más bien de la comunidad. Ya que el mismo es utilizado “no solo para el Carnaval sino también para distintas actividades sociales y culturales”.
Ya pronta a cumplir 20 años de actividad para la Agrupación es “difícil”, acentuó Montoya, circunstancia que se debe, según como apuntó Sergio a “que el estado nos cobra los impuestos adelantados”, por lo cual, “uno tiene que tratar de buscar que te reditúa algo para poder cubrir los gastos”. Para él, el estado, “tiene mucho rédito con el Carnaval porque viene mucho turismo y deberían incentivar fondos para instituciones que realmente trabajan”, señaló y continuó argumentando que “Reba, bomberos, por supuesto que muchas cosas son por seguridad, pero otras cosas ya es como que nos privan como con el tema de las invitaciones”. En este sentido recalcó que “nosotros damos alegría, compartimos y revalorizamos y mantenemos la cultura”, ejemplificando que “acá para el desentierro se canta coplas desde las 3, 4 de la tarde hasta que amanece al otro día, y nosotros atendemos a los copleros, les damos comida, bebida, tratamos de mantener la cultura que es difícil”.
Pero a pesar de las dificultades la Agrupación Chala Chala sigue manteniendo intacta su tradición, desenterrando el “domingo de “Carnaval Grande”, y salimos lunes, martes de chaya, después nos juntamos para el entierro que es justamente para el Carnaval de Flores”. Una tradición que es “para alargar más la fiesta nada más”, pero que tiene mucha relevancia entre las comunidades porque el Carnaval, en sí, es una festividad para “agradecer a la Madre Tierra”. De este agradecimiento son muy conscientes aquellos que portan el traje de Diablo para el Carnaval, lo cual seguramente puede resumirse en las palabras de Ezequiel Patagua, uno de los diablos de la Agrupación Chala Chala, quien expuso que “en general adorar el Carnaval es como adorar la Pachamama porque la Pachamama nos brinda protección durante todo un año con los sembradíos, con los alimentos, con los animales y la vegetación”. Para Ezequiel “es un orgullo llevar el traje porque represento a la Quebrada, a mi pueblo y a mis antepasados”, para él como para los demás diablos de la Agrupación, el Carnaval de Flores es el último día en el cual portarán el traje brindando alegría e invitando con su baile a sumarse a la fiesta. Una fiesta que significa la continuidad “de una cultura que se dio en el pasado y hoy en día es seguir cuidando al Diablito que está acá en Chalala”.
Es por eso que en la jornada del Carnaval de Flores la Agrupación Chala Chala llevan adelante una serie de actividades que son propias de la esencia del Carnaval, desde juntarse en su salón después del mediodía para compartir, luego salir a cumplir con las últimas invitaciones, elegir a los nuevos padrinos y la nueva comisión para el próximo Carnaval, para posteriormente dirigirse al mojón, en donde se chaya a la nueva comisión y se “despacha al Diablo”.
Asimismo, en todo el norte de la provincia el Carnaval de Flores es festejado por los lugareños con la misma intensidad que el “Carnaval Grande”, un tallo de flor en vez de la albahaca, con algo de talco, hasta, en algunos casos como en Chalala, con serpentina, papel picado, acompañados del inconfundible cascabeleo de los trajes de los diablos. En todos los casos, todas las comparsas y agrupaciones, hayan enterrado o no, esparcen su alegría por las calles de sus pueblos, bailando y cantando al son de las anatas y de las trompetas hacia las invitaciones.
Para muchos es el fin de un ciclo, no solo de agradecimiento a la Pachamama sino también la despedida de la alegría infinita, una alegría que contagia y en la cual no existen diferencias, en donde divertirse no cuesta nada, en donde se comparte con familiares, amigos y hasta desconocidos. Tal vez por eso, para muchos, el Carnaval de Flores representa por una parte el último hilo que los une con la alegría y por otra la antesala de la triste despedida hasta el próximo año, cuando nuevamente el aire de la Quebrada se vuelva a impregnar del aroma a talco y albahaca.
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