El Museo de las Mujeres amalgama el universo de las nuevas identidades culturales y sociales

Ubicado en pleno centro de la ciudad de Córdoba ocupa un espacio que otrora fuera el centro político-social de una logia masónica exclusiva de los hombres poderosos de finales del siglo XIX.

Actualmente se ha resignificado para mostrar, a través del arte, la transformación social y las luchas socio-culturales de la mano del feminismo. 

Este ámbito comenzó a funcionar como Museo de las Mujeres el 28 de marzo de 2011 y en el transcurso del tiempo se ha fortalecido como un espacio cultural para exhibir y difundir obras de artistas mujeres en plástica, artes visuales, literatura, música y teatro.

Un espacio que en sus comienzos, allá por finales de 1880, fuera “el club social El Panal fundado por Juárez Celman y Marcos Juárez” relató Rita del Área de Educación del museo. Un sitio histórico fundado por Marcos N. Juárez el 10 de enero de 1887, y en el cual estaba vedado el ingreso de mujeres. El Panal era una asociación exclusivamente de hombres influyentes dentro del espectro político nacional, utilizado por Marcos Juárez como plataforma operativa para sumar partidarios a su causa política. Pero más que un club social fue una sociedad masónica secreta de los hermanos Juárez y algunos elegidos, en donde desde su seno se forjaba gobernadores, se hacían ministros, diputados nacionales y senadores al Congreso; y hasta se gestaban estrategias que influían en toda la política nacional. Una de esas estrategias pergeñadas en esta logia juarista fue el derrocamiento de Ambrosio Olmos, por aquél entonces Gobernador de la provincia de Córdoba, llevado a juicio político por «mal desempeño en el ejercicio de sus funciones» y destituido el 13 de abril de 1888, para que poco después, luego de afirmar su candidatura como gobernador, asumiera en mayo de 1889 Marcos Juárez. Pero su mandato no duró mucho al frente de la gobernación ya que Juárez renuncia a su cargo en 1890 debido a la crisis económica y financiera que afectó a Argentina. A partir de ahí la sociedad secreta que operaba en el club social El Panal fue desgastándose y perdiendo adeptos desapareciendo finalmente en el año 1893.  La casa se cerró y con los años pasó a manos del Banco Hipotecario Provincial en pago por préstamos otorgados y transferido en 1907 al Gobierno provincial que a lo largo de los años lo destina para el uso de distintas instituciones, entre ellas, sede del Ministerio de Hacienda, Dirección de Catastro de la Provincia y Conservatorio Provincial de Música.

Muy lejos de aquella época y de su historia manchada de machismo y confabulaciones secretas, a partir de 2011 el espacio toma un sentido diferente al pasado, adoptando una nueva concepción en el presente, convirtiéndose, paradójicamente en un ámbito en el cual se visibilizan abiertamente las expresiones culturales e ideológicas de artistas mujeres. Como bien lo acentuó Rita, “Ahora se ha resignificado de pasar de ser un club exclusivamente para hombres a ser un espacio para mostrar la cultura cordobesa y de otras provincias de la mano del feminismo”. Un espacio que busca enaltecer y difundir las propuestas artísticas de mujeres que “muchas veces no tienen un espacio y no son tan nombradas en el mundo del arte”.  Además de reflejar la transformación socio-cultural de esta época en franca disidencia con las normas preestablecidas de la doctrina patriarcal y por ende su desigualdad estructural contra las mujeres y con todo aquello que no esté bajo sus parámetros de “normalidad”. Es por eso que este ambiente artístico de la mano del feminismo, “busca la igualdad para todos y muchas veces va por un montón de luchas contra la discriminación que la sufren muchos sectores de la población, como el LGBT, trans, travestis, y de las comunidades marrones que no están visibilizadas y ahora tienen su espacio para que haya representatividad” destacó Rita.

Visibilizar la violencia y la discriminación a través del poder de la imagen

La representatividad de las desigualdades de género, de evocaciones sexo-disidentes y de discriminación racista queda plasmada en cada una de las muestras de las distintas salas. Como la de “Movimientos del deseo en la cual se muestran tres colectivos feministas, una radicada en Buenos Aires y dos radicadas en Córdoba”. Movimientos del deseo surge en el año 2016 para exponer la violencia machista y patriarcal en todos sus órdenes, a través de muestras de artes visuales y archivos de biografías, testimonios y narraciones. Un Movimiento que a partir de las memorias individuales plantea la consolidación de una voz colectiva con el propósito de ser un espacio de visibilización y reclamo.

De la misma manera, el Deleite de los Cuerpos es una colectiva que se originó en Córdoba en el año 2011 que exhibe historias representadas por medio de la imagen compuesta por “una multitud de gestos, de roces, de puestas, un archivo desobediente de las normas de la moralidad sexual”, tal cual lo refieren las artistas, plasmando en cada exposición “artístico-políticas, la disidencia sexual y corporal”. Una colectiva que no solo expone en el museo sino que además ha concretado festivales en otras latitudes del país, generando circuitos propios para la difusión y creación, con el afán de continuar representando las realidades de las personas sexo-disidentes.

Asimismo en otra de las salas se da espacio a la muestra Identidad Marrón, un colectivo antirracista que toma como punto central la lucha por la reivindicación de las pieles marrones y los rostros indígenas históricamente discriminados y silenciados. Una discriminación que se ve reflejada hacia las pieles marrones por intermedio de la violencia institucional, la falta de oportunidades, la desigualdad del sistema estatal. Y que no es un mito sino una realidad.

Bordar la furia

Otra de las muestras de alta relevancia es la que exponen “cuatro artistas cordobesas, artistas escénicas, visual, plásticas, que toman una movida de México de un grupo que se llama Fuentes Rojas que empiezan a teñir las fuentes de distintas ciudades de México de rojo representando la sangre de las personas asesinadas o desaparecidas en el país”. Un movimiento que comenzó en el año 2012, y que posteriormente comenzaron a bordar en tela los nombres de las víctimas para exponerlos tendidos en los árboles de parques y plazas de distintas ciudades de México. Una acción que tuvo su réplica en estas cuatro artistas cordobesas que fundaron también en el año 2012 Bordamos por la paz Córdoba, exponiendo en los bordados “problemáticas propias de nuestro territorio” manifestó Rita, como femicidios, transfemicidios, violencia policial, secuestros y desapariciones de personas de la época de la última dictadura militar, entre otras.

Bajo la consigna “una víctima, un pañuelo” los bordados muestran la violencia sufrida por distintos sectores de la población,  para que sirva, no como un dato estadístico sino como un mecanismo de acción para instaurar un espacio de memoria colectiva y visibilización de la violencia aún impune.

También el museo dispone de un auditorio en donde se dan pequeñas muestras y charlas de diversas temáticas, además de contar con un ámbito literario que aborda las temáticas que se exponen en el contexto general del museo relacionadas a las nuevas identidades socio-culturales.

Por ende el Museo de las Mujeres es un espacio que que nos ayuda a construir una mirada empática en torno a las luchas sociales no solo del feminismo, sino además de las comunidades LGBT y las comunidades marrones, con la firme intención de enfatizar su voz a través del arte, a fin de no ser acalladas o avasalladas y reforzar la resistencia ante la violencia y la desigualdad de géneros.

 

Dirección del Museo

Rivera Indarte 55

 

Visitas

Martes a sábados de 10 a 19 horas con entrada libre y gratuita. Se pueden consultar por visitas de escuelas, instituciones o grupos al Teléfono: 0351 429-7716.

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