Como todos los años el Festival del Durazno, la Humita y el Folclore se desarrolla en el mes de marzo. En este año se realiza el sábado 26 de marzo a partir del mediodía en el salón de los copleros “Flor del Durazno”. En esta actividad se puede degustar las distintas variedades de durazno que se producen en la localidad y que ostentan la particularidad de ser los más sabrosos de la Quebrada de Humahuaca.
El Festival forma parte de la esencia de Juella, un pintoresco poblado distante a unos 92 kilómetros de la capital jujeña, su acceso se encuentra a unos 7 km de Tilcara sobre la Ruta Nacional N°9 y por el que, recorriendo tan solo 2 km al oeste de la ruta, se llega al corazón del pueblo.
Rodeado por un paisaje de cerros matizados de colores, predominantemente amarillos, este poblado prehispánico también posee testimonios de las Sociedades del Ayer testificados en sus yacimientos arqueológicos, pero sin dudas lo que lo caracteriza es su producción de duraznos. Una producción que está basada en el uso de abono orgánico sin agroquímicos, una condición que “caracteriza al durazno de acá», tal cual lo refieren los productores de la zona.
Por esto, el Centro Vecinal del pueblo de Juella, quien organiza el festival en conjunto con otras instituciones, desde sus inicios, allá por 1989, tuvo como objetivo principal, crear un espacio no solo para la exposición y la distinción a la mejor cosecha, sino fundamentalmente para el comercio y valor agregado de este cultivo y distintos productos locales. Pero antes de esa fecha, en marzo de 1982, se realizó el primer festival por iniciativa de la Comisión Pro Templo, a fin de recaudar fondos para construir la iglesia “Nuestra Señora del Rosario”. Pero dada la popularidad alcanzada, continuó desarrollándose en el transcurso del tiempo, constituyéndose desde 1989 como se lo conoce actualmente, el “Festival del Durazno, la Humita y el Folklore”, una festividad que año a año forma parte del calendario cultural de la comunidad de Juella. La iglesia fue inaugurada en 1991 y fue el primero de los logros obtenidos por el festival, ya que posteriormente, el festival fue creciendo gracias al aporte de los vecinos, y cumpliendo con otros objetivos referidos a las necesidades del pueblo. De esa manera y a través de lo recaudado en el festival se construyó el salón del Centro Vecinal, se compró una cocina industrial para la escuela, se montó un consultorio en el Puesto de Salud y se adquirieron herramientas para el consorcio de riego.
Actualmente existen alrededor de 120 pequeños productores y 3 medianos productores, de los cuáles algunos poseen plantaciones de diversas variedades como, durazno común, frisco, blanco y amarillo, las que participan del tradicional concurso que se realiza el día del festival.
Estos pequeños productores se dedican prioritariamente a la producción comercial de “durazno”, mientras que la producción agrícola y ganadera es para autoconsumo, como el maíz, papa y diversas hortalizas, quesos y carne de cordero y de cabra. De allí reviste la importancia de la producción de durazno como actividad principal, es más, en la época en la que el tren aún transitaba, los productos de la Quebrada de Humahuaca gozaron de gran esplendor, siendo, uno de ellos, el durazno de Juella que llegaba hasta Buenos Aires.
Una importancia que hoy en día sigue manteniendo ya que la producción del durazno permite no solo el abastecimiento familiar sino una alternativa de ingresos monetarios, como fruta fresca entre marzo y abril y con productos derivados del mismo durante el resto del año.
Entre estos productos los “pelones” son los que se comercializan con mayor frecuencia, para los que se utilizan los últimos duraznos que se cosechan durante esta época, que los habitantes de la región denominan “cuaresmillos”. Algunos productores los cortan por la mitad quitándoles el epicarpio o pepa, para que se sequen mejor, y otros los dejan enteros, de ambas formas son expuestos al sol durante varios días para deshidratarlos y posteriormente preparar compotas.
Otras preparaciones que sirven como estrategia para el aprovechamiento y conservación del durazno son la elaboración de dulces, ya sea en almíbar o mermeladas, y también licores, algo que se ha logrado gracias a la capacitación en esta materia por parte de los productores. Todos estos productos elaborados han permitido otra alternativa de comercialización a través de la venta o el trueque por otros productos, que se da posterior al Festival del Durazno, en otras ferias regionales o en el mercado de Tilcara.
También dentro del festival se desarrolla una feria, en donde los productores locales pueden comercializar distintos productos que representan un ingreso económico importante, ya que con la venta de los mismos y principalmente del durazno pueden solventar gastos, como el pago del tractor y la compra del abono orgánico, además de que, con ese ingreso, subsisten todo el año. De esta manera, el “Festival del Durazno, la Humita y el Folklore” se ha convertido con el paso de los años en una alternativa viable para promover la comercialización de productos de origen natural y de aquellos elaborados desde lo artesanal, impulsando la subsistencia y el desarrollo no solo de la economía sino también de la comunidad de Juella.
Además de los duraznos, que son el producto principal del comercio en el festival, dentro del mismo se organiza una feria con puestos de comida típicas y para la venta de diversos productos de origen animal como carne de cordero, queso; y vegetal, como hierbas, choclos, habas, papas, hortalizas y otras frutas y derivados que se obtienen de éstos. En los puestos de comidas pueden encontrarse el característico asado de cordero acompañados de choclo, habas, papas y queso de cabra, el jugo de pelón y la chicha, entre otras comidas regionales y las humitas saladas y dulces, que son el otro atractivo, aparte del durazno, que participan del concurso que se genera durante la jornada.
Asimismo, durante la jornada del festival se da esa mística especial que se genera en los festivales del interior de la provincia de Jujuy, en donde la esencia cultural, que en esta edición luego de la pandemia, volverá a estar referenciada en la gastronomía y la música, como protagonistas. Es por eso, que el Festival del Durazno, la Humita y el Folklore se nutre no solo de los bondadosos sabores que surgen de la Madre Tierra, sino que también está enmarcado por la argentinidad del folklore en todos sus géneros. Tal cual lo expuso Gabriel Quispe, integrante de la comisión del Centro Vecinal de Juella, quien recuerda que en aquellos primeros años del festival, el sonido de los acordeones de Atilio Lamas, Clemente Nolasco, conocido como «don Choque», y Agapito González, fueron los que amenizaron ese espacio de encuentro. También la Copla, ese canto comunitario ancestral, sinónimo de integración entre los pueblos de las cuatro regiones de Jujuy, como no puede ser de otra manera, tiene un lugar preponderante dentro del festival.
Todos estos aditamentos hacen del Festival del Durazno, la Humita y el Folklore de Juella, un espacio que conjuga sabores, esencia y cultura de este pueblo de la Quebrada de Humahuaca.
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