La Cooperativa CAUQUEVA brinda acompañamiento permanente a la agricultura familiar para su desarrollo

En sus 25 años de trabajo la cooperativa ha fortalecido los emprendimientos de las familias de pequeños productores quebradeños, cumpliendo, además, su objetivo primordial desde su creación, mejorando las condiciones de producción, negociación y comercialización.

CAUQUEVA nuclea particularmente a comunidades de Quebrada y Valles de la provincia de Jujuy, actualmente son alrededor de 85 familias las que conforman la cooperativa y que están distribuidas en las distintas comunidades de esas regiones. Además, Cauqueva tiene su planta de elaboración de alimentos ubicada en Maimará, en donde la materia prima obtenida por los productores quebradeños es transformada en productos manufacturados de excelente calidad.

Es así que, los distintos tubérculos andinos representados en las diversas variedades de papas, como ocas, papa lisa, collareja, entre otras, más los distintos tipos de maíces criollos, sumado a otros insumos, también de la región, como quinoa, kiwicha o amaranto, CAUQUEVA elabora distintos alimentos como fideos, chizitos, galletas, alfajores, otros productos deshidratados, verduras agroecológicas, y hasta sopas cremas elaboradas con distintas harinas. Productos alimenticios de excelencia, ya que su elaboración se realiza con materia prima de origen natural, que aportan valiosos nutrientes, como fibra, proteínas, minerales y antioxidantes, además de ser libres de gluten, por lo cual son aptos para el consumo de personas celíacas.

Esto ha significado un arduo proceso de transformación e innovación para la utilidad total de la materia prima que se produce, otorgando a cada producto un valor agregado, que antes de la conformación de la cooperativa no existía.

Pero, además CAUQUEVA también genera apoyo y acompañamiento a otras familias que no necesariamente son parte de la cooperativa, ya sea a través de actividades, algunos proyectos o del trabajo interinstitucional, junto a instituciones como el INTA, el IPAF, Ley Caprina, la Secretaría de Agricultura Familiar y municipios.

Una iniciativa que procura capitalizar y desarrollar una serie de acciones tendientes a fortalecer tanto la red de agricultores pertenecientes a la agricultura familiar, como a instituciones, a través de microcréditos, capacitaciones y soporte técnico del territorio. Apoyando el desarrollo sostenido tanto de la ganadería trashumante de los Valles como de la ganadería caprina de la Quebrada, como así también, de la horticultura más cercana al Río Grande como la agricultura de cultivos andinos que se desarrolla en las comunidades más alejadas.

Fortalecer la biodiversidad de cultivos ancestrales para sostener la agricultura de los pequeños productores

Este fue siempre otro de los objetivos planteados por CAUQUEVA junto con sus socios y otras asociaciones de agricultores, brindando apoyo permanente a la vida campesina, con el fin de que esas familias, puedan, no solo vivir con su producción, sino que también logren un desarrollo sustentable en base a su trabajo con la tierra.

Un trabajo que garantiza a la comunidad y a la población el consumo de productos sanos, con los cuales posteriormente, tal cual lo indicó Marcelo Besana, Técnico de terreno de CAUQUEVA, surgen los “alimentos elaborados con productos ancestrales”, además de ser, “un motivo por el cual los campesinos y campesinas sigan produciendo en las chacras ese tipo de productos”.

Ya que a nivel mundial se ha insertado la homogeneización del agro negocio, haciendo que se cultiven pocos cultivos, los más rentables, por ende, para cambiar esa tendencia, para Besana es primordial que “para poder sostener la cultura agrícola que viene desde siglos, es necesario que esos cultivos y esos productos tengan un uso”. Porque como sostuvo, “en la medida en que se pierdan comidas y valores culturales”, se corre el riesgo de que “se pierdan ciertos cultivos”.

Una disputa que va más allá del agro negocio y de los agricultores y su producción, y que se inserta en el ámbito de la sociedad en su conjunto, en una toma de conciencia que para Besana resulta fundamental ya que “cada vez que un consumidor elige consumir una papa collareja, un alimento de máiz culli, está contribuyendo a que una cultura sobreviva”. Analizando además que “si no tomamos esa conciencia y nos quedamos consumiendo la papa más barata que viene del sur, nos estaríamos perdiendo la oportunidad de apoyar nuestra propia cultura”.

Otra de las brechas existentes dentro del agro negocio, es la búsqueda de una mayor rentabilidad para las economías regionales, pero la disputa no se da solo a nivel económico, sino que el debate se ha instaurado también en materia de salud.

Para Marcelo Besana “los sistemas alimentarios van pulsando por los alimentos ultra procesados, los alimentos elaborados a escalas gigantescas que logran, por estas particularidades, algunos precios más baratos”, pero que, en detrimento de ésa ventaja, “son alimentos que terminan con cuerpo, naturaleza y mente enferma”. Resaltando que, muy por el contrario, los productos alimenticios, ya sea materia prima o productos elaborados provenientes de la agricultura familiar, tienen la certeza de ser “productos sanos”.

Una lucha que la Cooperativa CAUQUEVA lleva adelante para que la biodiversidad de cultivos ancestrales siga prevaleciendo entre los agricultores, acompañando a los pequeños productores, a través de un proceso de valoración del producto que permite mejorar la comercialización de los mismos, ya sea como materia prima o producto alimenticio manufacturado.

Nuevas estrategias para tiempos de pandemia

La pandemia, eje central de la crisis que se vive a nivel mundial, suscitó un caos en materia de salud, afectando también la economía, producción y la comercialización de productos, y por consiguiente a los agricultores.

En este sentido Marcelo Besana señaló que este tiempo de pandemia ha resultado “duro para la cooperativa, para las familias de agricultores y agricultoras más allá de lo que produzcan”, por lo cual tuvo que hacerse una reestructuración al respecto cambiando, “toda la dinámica de trabajo en la planta, y encontrar nuevas dinámicas para hacer el acompañamiento técnico a campo que hacemos junto a las familias”.

Sin dudas los primeros meses después de declararse la cuarentena a causa de la pandemia creciente fue la etapa más complicada, porque “no se podía circular de ninguna manera, donde las comunidades tenían muchísima dificultad para moverse y poder sacar sus productos de la chacra, poder comercializarlos, no había ferias, no existía ni la posibilidad de poder bajar a Humahuaca para poder entregar productos, todo eso dificultó muchísimo”, argumentó el referente técnico de CAUQUEVA. Una situación que, sumada a las dificultades concretas en materia sanitaria, con agricultores que se enfermaron y hasta fallecieron, desencadenaron un panorama en el cual, “la parte de la vida campesina estuvo bien complicada”.

Pero como en toda crisis, siempre existe una arista positiva que destacar y la actual pandemia sirvió para posicionar el arduo trabajo de los principales actores de la agricultura familiar, ya que “esas familias no dejaron de producir el alimento durante la pandemia”; visibilizando ante la sociedad, “quienes son las personas que, de manera, pareciera mágica, invisible, trabajan todos los días para que todas y todos comamos”, puntualizó Besana. Una acción que, “ayudó a que la sociedad en general, valore mucho más la actividad cotidiana, que cada uno de los agricultores y agricultoras de la economía familiar llevan a cabo todos los días para que todo el resto de la sociedad pueda comer”. Y que además dejó evidenciado, “quien produce el alimento sano que comemos todos los días”, reflejando la principal premisa que impulsa el cooperativismo internacional en esa pulseada con las multinacionales de alimentos, de ofrecer no solo buen precio sino también un producto saludable para los consumidores.

Hoy con la apertura de ciertas restricciones la situación va mejorando favorablemente para el sector, tratando de llegar a un funcionamiento normal de todos los procesos productivos que genera la cooperativa, no solo con sus socios sino también con otros productores, que no están asociados a la misma, e instituciones.

Un ámbito en donde, como explicó Besana es necesario el encuentro, “entre organizaciones y entre instituciones para que a partir de allí surjan posibilidades”, destacando que “para que el desarrollo suceda”, debe existir, “una interacción de todos”.

En ese impulso para reactivar el sector productivo, CAUQUEVA ha realizado diversas actividades, entre ellas, la organización de una feria campesina, como la llevada a cabo en las instalaciones de la cooperativa durante el mes de junio, denominada Feria del Sol, en alusión a la significativa fecha del calendario cultural andino. Allí concurrieron productores de distintos lugares de la Quebrada, como de Cianzo, Palca de Aparzo, Coctaca, de distintas comunidades del Departamento de Humahuaca y de la Puna, particularmente del Departamento de Yavi. En la oportunidad pudieron vender sus productos junto a los alimentos elaborados por CAUQUEVA, a los turistas y a la gente local que se llegó hasta lugar. Fue una feria muy concurrida que representó un aliciente para continuar por esta senda de encuentros entre productores de ambas regiones del Norte jujeño.

El encuentro de las familias de agricultores de distintos lugares de la Quebrada y de la Puna, “estuvo muy bueno como siempre, la feria campesina es parte de la cultura que describimos, la comercialización, el trueque, el intercambio se da en este tipo de ferias. Y la recepción por parte de otras familias, algunas que andaban paseando y otras que son de la localidad, también fue muy buena. Esto ya nos llevó a decidir que vamos a hacer otra feria, así como hicimos la Feria del Sol, para agosto tendremos la Feria de la Tierra”, manifestó Marcelo Besana.

La cultura, vínculo de mancomunión entre los cooperativistas  

La organización de la Feria del Sol estuvo vinculada a una celebración muy importante dentro de las familias de agricultores y de las comunidades de la región, el Inti Raymi. Su importancia radica, como bien lo expresó Marcelo Besana, “en el fin de un ciclo y el inicio de otro ciclo agrícola del mundo andino, que es como agrocéntrico, porque organiza su cosmovisión, su vida, su cotidianidad, su realidad, en torno de la agricultura”.

Es una fecha trascendental para el mundo andino, por lo cual los integrantes de la Cooperativa CAUQUEVA, llevaron a cabo una celebración que fue guiada por Marta Zerpa, quien le dio a la celebración las características ceremoniales del pueblo Quero, un pueblo originario del Perú.

La celebración tuvo “la mancomunión de todos los presentes y la profundidad con el kintu”, que son las hojas de coca, acomodadas en trío para formar una Flor que posteriormente se ofrenda a la Divinidad.  En esa ofrenda tan particular de cada uno, se “deja lo que se tiene que dejar y se pide lo que se tiene que pedir, y se solicita lo que se necesite”, comentó Besana.

También hubo ofrendas de los productos de Cauqueva y de otros productos de la familia campesina como papas, quinoa, maíces, también pétalos de flores, que fueron entregadas al fuego, que acompañó con su fulgor todo el tiempo de la celebración.

Además, hubo cantos y danzaron alrededor del fuego, para recibir al Dios Sol, “con toda nuestra alegría y nuestra fuerza”. De esta manera se recibió el nuevo año andino que marca el comienzo de un nuevo ciclo productivo y la profundidad de ese vínculo que las familias de la vida campesina mantienen con la Tierra y la Naturaleza circundante.

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