Semana Santa es Tilcara

Es un momento para vivenciar la fe y el recogimiento espiritual. Cerca de cinco mil músicos (Sikuris) ascienden al cerro para acompañar el descenso de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral. También se realiza una procesión por las calles céntricas recordando el Vía Crucis de Jesús y sus distintas estaciones; representadas algunas de ellas en las Ermitas, que son enormes y magníficos cuadros artísticos elaborados por los pobladores del lugar.

La Semana Santa en Tilcara (ciudad ubicada en la Quebrada de Humahuaca, provincia de Jujuy) se vive con una intensidad única, desarrollándose una variedad de actividades, principalmente de carácter religioso, que se extienden desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Pascuas.

Durante el Domingo de Ramos se lleva a cabo la Bendición de Ramos, un hecho tradicional que marca la profunda Fe que los tilcareños depositan en esta costumbre. Los fieles concurren con ramos florales o de hierbas aromáticas y las hacen bendecir para guardarlas y utilizarlas en algún momento del año, en algunos casos como elemento curativo, es decir haciendo una infusión de esas hierbas aromáticas o de los pétalos de las flores que hicieron bendecir.

La Bendición de los Ramos se realiza siempre en algún barrio de Tilcara, no necesariamente en la Parroquia del pueblo, y durante las procesiones que se originan desde distintos puntos del pueblo hasta la Parroquia donde se lleva a cabo la Misa que congrega a cientos de feligreses.

Otra de las costumbres muy arraigadas y que forma parte de la esencia cultural de los habitantes de la Quebrada de Humahuaca, es la Peregrinación al Santuario del Abra de Punta Corral. De la misma no solamente participan los habitantes de Tilcara, sino que, además se suman otros de localidades aledañas como Maimará, Huacalera, Humahuaca, entre otras.

Sin lugar a dudas es una de las expresiones de mayor significancia en materia de peregrinaciones dentro del ámbito de la Provincia de Jujuy, por tres características, una es la cantidad de Bandas de Sikuris que participan -más de ochenta y son aproximadamente unos cinco mil integrantes entre todas ellas- otra por la complejidad del terreno a transitar y la tercera es porque la misma se efectúa en días laborales (lunes, martes y miércoles). Esto último transforma este suceso en algo muy particular y reviste además el grado de importancia que constituye la peregrinación, ya que se trata de una multitud que deja sus puestos de trabajos para dedicarse a la espiritualidad.

Peregrinan desde los 2450 msnm partiendo desde Tilcara, hasta alcanzar los 3600 msnm en la cúspide del cerro, en donde se encuentra el Santuario de la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral. Recorren una distancia de unos 20 km aproximadamente, en un ascenso constante y extenuante por un sendero de montaña, con lugares de apunamiento, a esto se le agrega la escasez de agua que presenta el camino.

Miles de personas llegan hasta el Santuario: músicos, promesantes, devotos y creyentes; hasta curiosos y turistas deseosos por descubrir la esencia espiritual del pueblo andino.

A través de un sendero pedregoso colmado de sacrificios los peregrinos transitan con la finalidad de alcanzar y obtener la gracia de la Mamita de los Cerros- así es como llaman los lugareños a la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral- con una devoción incomparable; en búsqueda del alivio y fortaleza que subsane su espíritu y les permita continuar con su vida terrenal.

Esta concepción tan ligada a la intangibilidad del ser humano se ve enmarcada en las Bandas de Sikuris, que son el alma de la peregrinación, y que proceden de diversos lugares, como de la misma ciudad de Tilcara, y de otras localidades como Maimará, Huacalera, Purmamarca, El Aguilar, y de ciudades como San Salvador de Jujuy, Humahuaca, entre otras. En la conformación de las bandas no existen edades, -participan desde adultos hasta niños-, algunas están integradas por personas de ambos sexos, otras únicamente por hombres o por mujeres y existen también las bandas infantiles. Formados en dos filas paralelas van interpretando las melodías con las cañas que surgen de manera intensa, quebrantando el silencio de los cerros durante el largo transitar de la peregrinación.

En cada resoplido de los sikus se nota esa cohesión musical y espiritual, ya que algunos de ellos no conocen de partituras, ni de notas musicales, las cuales brotan de lo más profundo de su corazón.

Interpretan ritmos musicales tradicionales, como las dianas, marchas y adoraciones, pero en los últimos tiempos fueron incorporándose también otros ritmos, como morenadas, huaynos, cumbias, boleros, etc. Utilizan instrumentos musicales autóctonos como los sikus, acompañados de redoblantes, bombos, platillos y matracas – estas utilizadas para marcar el comienzo y final de una melodía-. Cada banda tiene una manera particular de vestir que la diferencia de otra, puede ser una gorra, campera, casco, además del característico estandarte que identifica a cada una de ellas. Las bandas tienen en cercanías del santuario una habitación para el descanso mientras dure su permanencia en el cerro, y están obligadas al mantenimiento de la misma. Para poder ejecutar su música delante de la Virgen, -algo que los Sikuris consideran el momento sublime de su ofrenda musical- se sortea el lugar de ubicación, a esto se lo llama relevos. Como son muchas las bandas participantes, algunas de ellas pueden llegar a tocar dos veces nada más en esta situación particular. Además, muchas de las bandas construyeron un calvario donde descansa la imagen de la Virgen en su descenso a la Parroquia de Tilcara.

Otro de los atractivos de Semana Santa son las Ermitas, verdaderas obras de Arte Popular, producto del trabajo de una “minka” cultural – un trabajo colectivo-, en el cual solo se necesita que las personas que las confeccionan tengan cierta habilidad y dedicación. Para su armado se utilizan flores secas, semillas, hojas, tierras de colores, fibras y lanas, maderas, cañas, piedras y hasta flores frescas. Algunas ermitas tienen en su marco artístico una alegoría que va más allá de lo netamente católico, son parte de una expresión social, en donde, en algunos casos se exponen problemas sociales, políticos y hasta económicos. Muchas personas acuden a Tilcara desde el Viernes Santo hasta el Domingo de Pascuas, para participar de esta tradicional actividad y observar la belleza de estas obras de arte expuestas en las calles principales.

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