Un paisaje distante a unos 25 kilómetros de la ciudad de Humahuaca y situado a unos 4350 metros sobre el nivel del mar. Una serranía que combina en sus laderas la belleza policromática con la fisonomía naturalmente cincelada por la erosión del viento y de las lluvias.
Sin dudas cuando se recorre la Quebrada, visitar la ciudad histórica es una cuestión ineludible, es que Humahuaca es historia, es cultura y es belleza. Justamente esta última cualidad era la que en este caso nos hacía estar ahí con el afán de recorrer uno de sus sitios, que en los últimos tiempos ha despertado un interés singular. Ese interés se debe a que las Serranías del Hornocal es uno de los lugares elegidos como finalista oficial para transformarse en una de las 7 Maravillas Naturales Argentinas. Una distinción que alcanzó después de sortear una primera etapa de pre selección sobre 700 sitios, de los cuales han quedado solamente 28 en esta instancia final. Los que fueron elegidos mediante el voto popular a través de la página web: www.7mar.com.ar, y a la cual todavía se puede seguir ingresando para votar. Esta fue una de las razones que nos motivaba a ir a ese destino con el fin de descubrir las bondades que la Madre Naturaleza le ha otorgado a este paisaje y que lo han posicionado en esta instancia de privilegio.
Nos dispusimos a partir hacia el Hornocal -como lo llama la gente del lugar- al mediodía porque nos dijeron que ese es el mejor horario para poder contemplarlo en toda su plenitud y para evitar el fuerte viento que acompaña habitualmente esa región. Salimos desde el Hotel de Turismo de Humahuaca, al cual habíamos sido invitados cordialmente por la diputada provincial María Condorí para que pasáramos la noche, una invitación que fue muy placentera ya que tuvimos un descanso reparador y muy confortable.
Comenzamos a transitar las típicas calles empedradas de la ciudad histórica hasta llegar al puente, el cual cruzamos y tomamos el camino de la izquierda, de a poco nos fuimos despidiendo de la urbanización para comenzar a adentrarnos en el ámbito rural que circunda a Humahuaca. Nos esperaba atravesar un largo recorrido de 25 kilómetros por un camino de ripio que nos llevaría a nuestro destino. Un trayecto en el que, como nos comentó nuestro guía oriundo de la Comunidad de Cianzo, René Ramos, “hay que tener ciertos recaudos, no solo en el manejo sino en otro tipo de cuestiones”, que él las conoce por recorrer en forma permanente este camino. Por ejemplo, nos dijo que “en la parte del campo se puede usar tercera”, que es la primer parte del trayecto, pero que cuando se va ascendiendo hacia el Hornocal “generalmente lo que se usa es primera y segunda”. Esto es para que el vehículo tenga “siempre una buena revolución a dos mil vueltas sino se empieza a quedar, se apuna el auto”, y en el caso de que esto llegase a suceder, “hay que enganchar de vuelta primera y ascender en primera constantemente y tratar de llegar a un punto donde se pueda poner segunda”, aconsejando además a aquellos conductores novatos en este terreno, “no parar” en ningún tramo del camino. Por esta razón también nos indicó que en esta senda “el que sube tiene la prioridad y el que baja tiene que ceder el paso para evitar que el otro se quede”. Otra de las cosas que nos enseñó fue la de, “ir por las huellas en donde está más marcado, por donde van todos los autos porque si se agarra el ripio de la orilla es muy probable que se vaya a pinchar un neumático”, y en este lugar tener un percance como ese sería “complicado”, porque “si pinchás uno en la subida y otro en la bajada te quedás varado ahí”.
Continuamos recorriendo esa carretera ripiosa despidiendo a nuestro paso una polvareda que quebrantaba la pasividad del lugar, al costado izquierdo cruzamos algunos poblados que a esa hora no mostraban ninguna actividad de sus pobladores. Tal vez la sequedad y el calor imperante del clima los obligaban a buscar en ese momento un poco de sosiego adentro de las casas de adobe. Una característica que marca la vida en el campo, en donde la jornada de actividades comienza con la primera alborada del nuevo día, alrededor de las seis de la mañana, para después hacer un alto cuando empieza a “pegar el sol” como a las once, adonde ya las tareas son realizadas en lugares al reparo de la sombra. Luego cuando “llega la fresca”, como a las cinco de la tarde, continúan con el trabajo en los campos de cultivo para culminar la jornada ya cuando se hace presente “la boca de oración” que indica el preludio de la noche.
El último de esos pueblos antes de comenzar la subida, es Pucara, en donde se divisan en lo alto las antiguas terrazas de cultivo, las que, como nos comentó René se extienden “varios kilómetros a través de los poblados de Pucara, Valiazo, Coctaca, Achicote y Querawa” en donde culminan. Otra de las particularidades de estos pueblos es que en ellos también existen “sitios arqueológicos que tienen la misma extensión de las terrazas de cultivo”. Aún en estos sitios hay pequeños asentamientos que aún siguen habitados, la gente que vive ahí “sigue sembrando los cultivos milenarios como papines, quinoa y otros, pero ya no lo hace en las terrazas sino en la parte baja”. Desde la carretera también se puede divisar a lo lejos Coctaca, en donde, nos comentaba René “hay construcciones en piedra, casitas pequeñas, que quedaron así a través del tiempo, si se sube un poco más se encuentran los corrales en donde se ubican las terrazas y también en la parte baja están los andenes de cultivo”.
Ya en esta parte del recorrido nos encontrábamos entre los 3400 y los 3500 metros sobre el nivel del mar, seguimos ascendiendo y llegamos a los 3600 metros en donde ya se pueden ver una de las especies más llamativas y más bellas de la fauna de esta zona, las vicuñas. Las que generalmente se encuentran en manadas y que, en los últimos años según nos contaron, este continuo pasar de vehículos les ha cambiado su carácter escurridizo, ya que ya no huyen como lo hacían antes. Ahora son espectadoras de lujo -con sus intrigantes e intimidantes miradas- de todo el movimiento que se genera habitualmente con automóviles, camionetas y trafics, que van y vienen continuamente en búsqueda de la maravilla natural que cautiva a todos los que la ven, el Hornocal. La que, para nosotros, todavía seguía oculta detrás de los cerros ya que aún nos faltaba recorrer un largo tramo para llegar a ese destino. A esa altura, si se tiene suerte, también se puede contemplar algún cóndor sobrevolando la zona en su característico planeo circular. Continuamos transitando ese sinuoso camino hasta llegar a la curva alta en donde hicimos una parada, situación que se dio porque ese sector posee un amplio espacio para estacionar. Desde allí observamos toda la Cuesta del Pucara por donde habíamos transitado y una inmejorable vista panorámica de Humahuaca. Allí, en ese sector nos comentó la diputada provincial María Condorí que “ya está visto con el intendente hacer un mirador con parador turístico para los turistas”, además de otorgarle “un lugar de ambientación” a quienes vienen a visitar el Hornocal, ya que en esa región ya comienza a sentirse un clima más de Puna. También nos comentó que el proyecto, el cual se está gestando “desde el municipio humahuaqueño”, incluye “otros lugares que ya están delimitados, eso lo estamos hablando y calculo que el año que viene podemos empezar a realizarlo”. Subimos a la camioneta y emprendimos nuevamente viaje hacia nuestro objetivo, esta vez sin escalas, en una constante subida hasta llegar al Mirador del Hornocal. Allí antes de ingresar nos paró un integrante de la comunidad que nos dijo que para pasar debíamos pagar un canon. En el lugar había varios vehículos estacionados, trafics, camionetas y automóviles y muchos turistas sacando fotos, algo que hasta hace un tiempo era impensado. Un fortalecimiento turístico que se ha logrado, como nos comentó la diputada Condorí, porque desde “hace cuatro a cinco años hemos promocionado mucho lo que es la Quebrada, Humahuaca, por eso hoy podemos decir que tenemos un turismo permanente, ya no es simplemente las vacaciones de julio y Carnaval”. Una promoción que como bien indicó la legisladora jujeña ha servido para que “Humahuaca haya sido escenario de muchas actividades que se hicieron y de otras más que se vienen, siendo muchas veces vidriera nacional por eso decimos que “Humahuaca está de moda”, estamos muy contentos por todo lo que se está generando y yo más que nada por ser parte de este gobierno municipal y ahora también provincial”. Está consolidación del Hornocal como un atractivo turístico elegido por el turismo nacional e internacional ha propiciado que el Ministerio de Infraestructura de la provincia de Jujuy decida realizar una serie de obras que incluyen la construcción de baños, bancos miradores y espacios de sombra para brindarle a los visitantes mejores servicios. Además de “que por disposición del gobierno de la provincia y a pedido del intendente, en los días y horarios picos en los que van los turistas esté la ambulancia del SAME para brindar atención a las personas que por ahí la altura los pueda afectar”.
Al descender del vehículo y mirar el paisaje que teníamos en frente nos quedamos extasiados, allí imponente se erguían las Serranías del Hornocal, era un cuadro, a unos 4350 metros sobre el nivel del mar, naturalmente fantástico enmarcado por el azul límpido del cielo, que le dan un contraste impactante. Ni siquiera la sombra de las nubes que se van posando por sus escarpadas laderas coloridas pueden empalidecer el policromático brillo natural de ese impresionante macizo tectónico. Un macizo con distintas tonalidades de amarillo, rosado, rojo, marrón claro, gris, con una pequeña veta de lila, que no desentona en esa perfecta y delineada escala de colores, que se reflejan en la retina como una armoniosa composición visual.
Además de su amplia gama colorida, su fisonomía impacta por sus picos triangulares y sus cinceladas laderas, naturalmente esculpidas por la erosión del viento y de las lluvias. Bondades que han convertido a las Serranías del Hornocal en un lugar elegido no solamente por el turismo, sino también como escenario de distintas producciones fotográficas y cinematográficas, ya que su maravilloso paisaje natural quedó plasmado en la última película del director Gastón Duprat, “Mi Obra Maestra”. Un paisaje que para muchos era hasta cotidiano como nos contó anecdóticamente la diputada provincial María Condorí, oriunda de la zona del Zenta, ya que, para ella “era normal ir por el Abra y verlo al Hornocal”, y ahora que “de 700 lugares turísticos, sea uno de los finalistas, compitiendo con lugares promocionados mucho más antes que el Hornocal”, le provoca “una alegría inmensa” por ese sentimiento de arraigo natural con la región.
Después de observarlo desde el Mirador por un largo rato totalmente embelesados, decidimos tomar el sendero de unos 300 metros aproximadamente que lleva hasta el lugar límite que se puede llegar para contemplar el Hornocal un poco más cerca. Un trayecto que no es recomendable para personas mayores o con problemas cardíacos, ya que la pendiente, de bajada provoca un paso acelerado y continuo y al regreso cuando es en subida la elevación del terreno sumado a la altura provocan una sensación de sofocación y agotamiento que pueden quitar el aire y provocar el desmayo. Al regresar al Mirador, nuestro guía nos sugirió ir por otro camino para que tuviéramos otra perspectiva del Hornocal. La cual nos dio una muestra más de la majestuosidad de este coloso natural multicolor que se yergue, en ese punto, de entre las praderas teñidas por el amarillo de la paja, principal flora de esta zona. Sobre el costado derecho del paisaje puede observarse el largo lecho del Río Grande, principal afluente de agua de toda la Quebrada de Humahuaca, y la localidad de Uquía. El cuadro paisajístico del Hornocal visto desde diferentes ángulos es simplemente una obra maestra surgida de las entrañas de la Madre Tierra. Ya eran cerca de las cinco de la tarde, hora de regresar hacia a la ciudad de Humahuaca, el viento implacablemente frío y vigoroso resoplaba con mucha intensidad y de manera constante, haciendo que la temperatura en esas alturas fuera relativamente baja. Emprendimos el regreso, con otra postal única del lugar, caracterizada por dos bellezas de la naturaleza, un grupo de vicuñas mirando curiosas nuestro paso, mientras en el fondo asomaba maravillosamente parte de las Serranías del Hornocal.
Todas las características que expone el Hornocal sin dudas son motivo suficiente para posicionarlo en el lugar de privilegio que ostenta en la actualidad, y más allá de salir electo o no en el certamen de lugares más atractivos de Argentina, la provincia de Jujuy debe sentirse orgullosa de poseer uno de los paisajes, que quienes lo han visitado lo describen como una Maravilla Natural.
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