Esta manifestación ancestral es el complemento musical de ritos milenarios de la parte occidental de Bolivia. (vídeo incluido).
El sikus es un instrumento que tiene su origen en el Altiplano y que desde su creación ha transcendido a gran parte del territorio de los Andes, transformándose en el complemento musical de manifestaciones culturales en una determinada parte del año de muchas comunidades. En este sentido la localidad de Huanuni (una localidad distante a unos 42 kilómetros de la ciudad de Oruro) ha sido a través del tiempo el lugar que ha mantenido intacta y con mayor arraigo esta manifestación musical autóctona, y en donde aún se encuentra en plena vigencia ese patrimonio denominado Sikuriada y que es parte de todas sus actividades festivas y rituales durante la “Época Seca”. Este es uno de los atenuantes por lo cual se promulgó la Ley Departamental de Oruro Nº 152, que decreta “Patrimonio Cultural Inmaterial a la Música y Danza de la Sikuriada, con su Capital Huanuni de la Provincia Pantaleón Dalence del Departamento de Oruro”. De esta manera se busca preservar una música y una danza considerada ancestral, además de rescatar y resaltar el valor de un instrumento que nace en territorio boliviano y que ha sido desde tiempos ancestrales, música y coreografía de la parte occidente de Bolivia. Es por eso que la Sikuriada como demostración de música autóctona fue declarada Patrimonio Cultural, Inmaterial y Etnográfico de Huanuni, pero ahora esta declaración patrimonial se ha hecho más extensiva, logrando el reconocimiento departamental y buscando una propuesta mayor para obtener una declaratoria nacional.
Con la llegada de Evo Morales a la presidencia del Estado Plurinacional Boliviano, las tradiciones, músicas y costumbres de los pueblos originarios han recuperado la identidad, la esencia y el valor cultural de sus orígenes. Como bien lo manifiesta Alejandro Choque Castro, Gerente de la Mancomunidad Minera de Oruro, quien comentó que “la Sikureada es una música típica de esta región andina que se tocaba antiguamente pero luego hubo una crisis donde se estaba perdiendo la identidad, pero de un tiempo a esta parte se está recuperando, volviendo a poner en valor las expresiones culturales musicales”.
Expresiones como la Sikuriada, la cual dijo es “propia de la época del Autipacha o “época seca” del año de acuerdo al calendario Andino Amazónico”, en donde las melodías coinciden con la naturaleza y la sensibilidad humana ya que “esa música está perfectamente hecha, el ritmo es más sentimental, es más melancólico y está hecho de acuerdo a la época”. Porque como bien ejemplificó “en la época de lluvia, la naturaleza cambia, el paisaje cambia, nosotros cambiamos y viene la alegría de la siembra, la cosecha, las flores y ahí cambia el ritmo de la música, ahí tocamos la Tarkeada”, puntualizando que “la música se tiene que manejar de acuerdo al tiempo y a la época y no por ejemplo tocar una Sikureada en Carnaval”, lo que, para ellos, según describió sería “un crimen cultural para el Mundo Andino”.
Esta iniciativa gubernamental de rescatar y enaltecer los valores ancestrales musicales ha sido un aliciente fundamental para que las autoridades municipales desarrollen distintos tipos de eventos inherentes a ritos milenarios. Es por eso que con motivo de la celebración del año 5526 del Nuevo Año Andino Amazónico se programaron una serie de eventos, “en Oruro básicamente son como unos siete lugares recordando este solsticio de invierno”, que, “en términos de aymara quechua lo llamamos Vilkakuti o retorno del sol”. Una tradición que se cumple año tras año y que como referenció Choque Castro “es parte de hechos culturales que también se generan a través de los municipios, de la gobernación, por supuesto en el marco de nuestras normativas que ha generado el gobierno central”. Una iniciativa que para él significa “recuperar a nuestros ancestros, la historia de su cultura y en ese afán el municipio ha programado y desarrollado un evento cultural, un festival de música andina autóctona, propia del lugar”. Una manifestación que contó con la participación de la juventud, esencialmente de los estudiantes de las escuelas secundarias de la zona. Lo cual es transcendental en esta temática de rescatar y resaltar valores ancestrales, ya que como bien lo aseguró el Gerente de la Mancomunidad, “ellos tienen que ir de a poco apropiándose de lo que es la identidad cultural, la identidad de nuestra historia, de nuestra tradición, de nuestros valores patrimoniales. Porque la juventud y la niñez tiene que ir recuperando básicamente esa identidad propia de nuestras raíces histórico-culturales”. Y este compromiso de transmisión de esas raíces musicales quedó plasmado en el despliegue de las Fraternidades participantes compuestas por jóvenes. Lo que hizo que esta Segunda Edición de la Sikuriada llevada a cabo en Huanuni tuviera un marco muy emotivo y espectacular.
Esa emotividad la vivenció y evidenció a través de sus palabras, Sebastián Padilla, Presidente del Concejo Deliberante de El Aguilar (Jujuy) -quien fue invitado especialmente a participar de estas actividades- expresando que “es muy grato escuchar los sonidos del sikus y es emocionante ver la participación de los jóvenes y adolescentes en estos encuentros de sikureada. Me pareció muy llamativo el sentimiento con lo que ellos expresan su autenticidad de los pueblos andinos. Ellos transmiten a través de la música toda su cultura, lo hacen hacia el público”, resaltando que el mayor grado de importancia es que ese sentimiento es transmitido “hacia las demás generaciones”. El Presidente del Concejo también tuvo participación activa junto a otras autoridades locales en el despliegue de la presentación de una de las Fraternidades, aprendiendo en cuestión de segundos a marcar el ritmo acompañado de una Mitane. Danzando al compás de la música, balanceando el torso continuamente hacia adelante y hacia atrás, en un movimiento típico del baile que acompaña el sonido de los sikus.
Además, fue invitado por una de las Fraternidades (grupos de Sikuriada) a degustar un Ajtapi, una comida típica en base a diferentes papas andinas, huevo duro y charque a las brasas; la cual es servida en un aguayo, desde donde los invitados se sirven los alimentos en sus manos para consumirlos.
El Ajtapi es un símbolo de hermandad o “hermanamiento”, que significa comida entre todos o el compartir una comida uno con todos o todos con uno, en esa referencia marcada en cada manifestación cultural del Ayllu del Mundo Andino. Luego una integrante de otra Fraternidad distribuyó a las autoridades una comida conformada por cuajada, mote de habas y papa chuño, la cual extraía de una chuspa y servía directamente en las manos unidas y abiertas, como cuando se recibe, por ejemplo, las hojas de coca cuando se ofrenda a la Pachamama.
En esta manifestación musical denominada Sikuriada no sólo está incluida la música, la que es interpretada por los hombres a través de los sikus y wankaras, sino que también participan bailarinas a las cuales se las denomina Mitanes. Además de la música y la danza hay una marcada representatividad que se visualiza a través de la vestimenta, camisa, panta-lones y en muchos casos ponchos de colores. Mientras que las mujeres visten su atuendo tradicional, consistente en pollera, camisa de bayeta, sombrero, una onda tejida de lana de llama entrecruzada en su pecho y el infaltable aguayo cubriendo parte de sus espaldas. Las mitane bailan -en un continuo ir y venir realizando un círculo alrededor de los músicos- distintas coreografías sin perder la coordinación grupal en ningún momento.
Los temas musicales que se ejecutan y que son los más representativos de la Sikuriada son seis, en donde se exponen las costumbres de los ancestros, entre ellos están “Luminaria”, “Verso”, “Karwa Khari”, “Wawakallo” y “Kacharpaya”. Melodías que son ejecutadas durante la época en donde el frío y la sequía dominan el clima y que culminan su entonación antes de que lleguen las lluvias, acción de la naturaleza que determina el final de un ciclo musical y el comienzo de otro. Un pensamiento intrínsecamente vinculado y arraigado a la filosofía andina en varios aspectos culturales.
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