Estos monumentos funerarios fueron en épocas prehispánicas parte fundamental del ritual de entierro de malkus (jefes étnicos) o personajes de una alta casta social.
Chusakeri es una localidad cercana a la ciudad de Oruro, de la cual la separan solo unos 14 kilómetros, para llegar hasta el lugar se deben tomar los servicios de transporte que van hacia Toledo, Turco y Pisiga, bajarse en el Puente Español y tomar el camino de tierra que se encuentra al oeste, para ingresar a pie en una caminata de unos 4 kilómetros hasta el poblado.
El ´pueblo -ubicado en el área de influencia de la Sub Alcaldía de San Pedro de Challacollo- está enclavado sobre una planicie a unos 3698 metros sobre el nivel del mar e inserto en un paisaje circundado de serranías agrestes que contrastan con la exuberante arboleda que los pobladores del lugar han logrado consolidar con el paso de los años, gracias a un afluente del río Desaguadero que desemboca en el lago Uru Uru. Pero además de ser un sitio ideal para gozar de la naturaleza viva, Chusakeri es el lugar que guarda un patrimonio arqueológico y cultural ligado a un ritual practicado por antiguas etnias que habitaron el territorio del altiplano boliviano, conocidos como los Chullpares. Los cuales se sitúan a un kilómetro aproximadamente del pueblo, transitando por la desolada planicie silenciosa, cuyo silencio solo es quebrantado por el resoplido del viento. Allí sobre la ladera y en lo alto del cerro se encuentran diseminadas las chullpas o chullpares, todas con base rectangular, de una altura escasa un poco mayor a su ancho y construidas con barro y paja. Todas ellas tienen su puerta de ingreso orientadas hacia el este, algunas de ellas aún muestran su resistencia al ocaso del tiempo conservando un estado casi original; mientras que otras lamentablemente han sucumbido ante la tenaz inclemencia del clima siendo carcomidas por las lluvias. Según el análisis de The Svedberg Laboratory basado en los estudios de datación radiocarbónica, a partir de una investigación arqueológica de Martti Pärssinen, estas chullpas datarían de entre el 1260 al 1288 d C. A pesar de que Chusakeri es un lugar poco explotado turísticamente, los chullpares han sido víctimas de saqueadores, conocedores tal vez de que, en estos pequeños mausoleos, última morada terrenal de líderes o personajes importantes de una comunidad, no solo se enterraban los cuerpos, sino que además se depositaba un ajuar funerario, consistente, entre otras cosas, de objetos de valor. Es por eso que las autoridades del Municipio de El Choro -del cual depende la Sub Alcaldía- han adoptado acciones tendientes a difundir e impulsar la preservación de este patrimonio arqueológico e histórico. Una riqueza invaluable que es un símbolo de la historia ancestral pre-hispánica del altiplano y de la identidad cultural de aquellas “Sociedades del Ayer”.
La tradición de las chullpas en el altiplano andino data de los siglos XIII y XIV, posterior a la caída de Tiahuanaco (hacia finales del 1100 d.C) y se mantiene hasta la conquista española (aproximadamente 1450-1532 d.C), época en que esta costumbre desaparece. La mayoría de las chullpas fueron construidas por comunidades pertenecientes a algunos señoríos Aymara que habitaron el altiplano boliviano, pero luego esta tradición se extendió a otros grupos étnicos como los Uru y los Puquina. Inclusive algunos arqueólogos sostienen que los Incas adquirieron la tradición chullparia de sus súbditos Aymaras al ocupar sus territorios durante la expansión del Tawantinsuyu.
Las Chullpas (término que proviene de la lengua aymara) o Chullpar son monumentos funerarios, que en su gran mayoría fueron hechos de barro y paja, o de piedra, con forma de torres, de base circular, cuadrada o rectangular, y de una altura que varía entre 1, 50 metros hasta los 8 metros aproximadamente. Estas torres funerarias eran construidas para guardar los restos mortuorios de los “mallkus” o líderes étnicos y otras personas, ya sean nobles o que ejercieran un cierto status social, como así también de esposas y familiares pertenecientes a un “ayllu” o comunidad. Las chullpas eran una parte dentro del ritual funerario ya que allí se colocaban los cuerpos en posición fetal envueltos en tejidos o en cuero de llama o en cestas tejidas de paja ichu o totora entretejida. A su lado se depositaban objetos valiosos pertenecientes al “malku”, comida, algunas ofrendas y un keru o vaso ceremonial conteniendo chicha –utensilio utilizado en actividades culturales que servían para afianzar una alianza social y un vínculo fraterno, no solo entre seres humanos sino también con los Dioses-. La ubicación de las chullpas dependía de la comunidad que las construía y acorde al territorio ocupado por el “ayllu”, algunos chullpares fueron construídos en sitios llanos, otros en las laderas o puntos altos de los cerros, en lugares considerados “huacas” o territorio sagrado.
Algunos investigadores sostienen que la construcción de las chullpas eran una muestra de veneración al “mallku” de un grupo social y su linaje, o un personaje de gran status, además de ser un símbolo memorial del curaca muerto, expresando su prestigio personal y el de su comunidad y representando además una marca territorial. La veneración del “mallku” en las culturas andinas significaba el fortalecimiento de los lazos familiares y el respeto a la representatividad del “Ayllu”.
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