En ese ámbito además se expone el sentido comunitario como así también las relaciones sociales, culturales y comerciales de la región.
En cada festival que se organiza durante el verano, desde enero hasta marzo, en el Departamento de Humahuaca, provincia de Jujuy, se pueden ver los mejores productos agrícolas de los productores rurales de la zona, quienes durante el tiempo de siembra y hasta la cosecha llevan adelante un arduo trabajo para obtener los mejores frutos de la tierra.
En tanto la música se ve reflejada a través del sonido de los instrumentos andinos o propios del lugar, como el acordeón, el cual podría considerarse atípico para la zona, pero es el símbolo del “Festival de la zanahoria y el acordeón” que se lleva a cabo para el mes de marzo en Calete, una localidad distante a 8 kilómetros de la ciudad de Humahuaca.
También el canto de la Copla es parte infaltable de los festivales como el del Ovino y la Copla, del Queso y la Cabra, del Churqui y el Cardón”, entre otros. Todos festivales que están enraizados en una esencia cultural ancestral que han dejado los pueblos originarios, y que está emparentada con el “Qapaq Raymi, o Fiesta de la Cosecha”, que era la fiesta de agradecimiento a la Pachamama por la abundancia recibida.
En cuanto a la producción agrícola, los productores trabajan arduamente para transformar la zona en una región productiva; de manera que sea autosustentable y económicamente sólida, con el objetivo de encarar nuevos desafíos basados en proyectos de fortalecimiento y crecimiento para el sector. Ya que junto a la ganadería caprina y ovina, son el principal sustento y fuente de ingresos de las comunidades del interior de Humahuaca. Son pequeños productores que no utilizan maquinarias, todo el proceso productivo está dado por la mano de cada uno de ellos, poniendo en práctica también la sabiduría heredada de los antepasados para aprovechar al máximo los recursos de los que disponen para el desarrollo de la agricultura.
Es por eso que el trabajo de las comunidades es arduo, no solamente en esta etapa del año-la de la cosecha- sino en todo el proceso de producción, desde el barbecho (preparación de la tierra) hasta la comercialización del producto, ya sea en los mercados locales o en otras partes de la provincia. Por ello los festivales que se realizan durante la época estival en las zonas rurales son de vital importancia ya que terminan convirtiéndose en ferias en donde los productores de la región venden todo tipo de productos; los recién cosechados, los elaborados, como dulces, quesos, licores, entre otros, y los artesanales. Además de ser un espacio, en el cual, entre las distintas comunidades que se congregan en cada festival se lleve a cabo una costumbre que tiene un sentido comunitario, el trueque.
También es de destacar que las comunidades no utilizan agroquímicos, por lo cual los productos son totalmente orgánicos, lo que le otorga un valor agregado a los mismos. Más aún en la actualidad, puesto que, muchos de los productos agrícolas son alterados en su ciclo natural debido al uso y hasta abuso de fertilizantes que aceleran el proceso normal de crecimiento de los cultivos. Esto no sucede en estas tierras lejanas del interior de Humahuaca, en donde cada producto cumple con su ciclo natural, ya que los productores esperan el tiempo de maduración natural para cosechar, no buscan tener una rápida producción, ni productos de gran tamaño, sino que el producto tenga un gran sabor. También muchos de esos productos son disecados con técnicas antiguas para darles mayor utilidad en el tiempo.
Estos valores pueden verse expuestos en todos los festivales del interior de Humahuaca ya que los mismos son manifestaciones populares que han permitido que quienes habitan en estos pequeños pueblos, como Calete, Rodero, Ocumazo, Valiazo, Chorrillos, Hornaditas, entre otros; puedan seguir conservando el arraigo a su tierra y profundizar el sentido de pertenencia, además de mantener intacta la cultura de las comunidades que habitan la región.
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