El auténtico Diablo de Humahuaca se encuentra en La Diablada, quienes salen únicamente para Carnaval

Esta agrupación forma parte del Centro Cultural Social y Deportivo Pachamama. El objetivo de su creación, hace ocho años atrás, fue preservar, recuperar y reafirmar valores que se han perdido del Diablo, ya centenario para los humahuaqueños.

La Diablada quiere preservar lo poco que ha quedado y que se recupere lo que se ha perdido. En la actualidad es la auténtica Diablada de Humahuaca porque sale únicamente para el Carnaval y marca la esencia de esta sagrada festividad. Si bien la música que bailan es la de estos tiempos por el gusto de los jóvenes, no dejan de lado la ejecución de las Tarkas con los Diablos o los músicos. Ellos se confeccionan los trajes, inclusive los bordados-que cada uno escoge como una señal personal de sus sentimientos-.

Por esta razón y porque fueron recogiendo en el tiempo, datos y trajes de los abuelos, -con el objetivo de recuperar la verdadera significancia en la idiosincrasia de esta tradición- por eso en el futuro van a inaugurar el museo del Diablo de Humahuaca. Existen algunos trajes de la época del ´70 del siglo pasado, los que tenían bordados sencillos como por ejemplo guardas. Con el paso de los años hubo una evolución en los bordados por la determinación de cada dirigente, representante o la misma persona que se calza el traje de Diablo. Por esto ahora son más artísticos y tienen esa finalidad para resaltar una cultura que estaba siendo modificada y perdiendo sus verdaderos valores.

En ese sentido ellos han marcado un estilo en los bordados de los trajes. Los bordados tienen coherencia con el lugar donde festejan el Carnaval; por ejemplo, las figuras están vinculadas a los animales de esta cultura porque tienen como objetivo transmitir algo. No buscan figuras como el Pavo Real, el ave del Paraíso o el yacaré porque en muchos casos ni los conocen, solo por medio de fotos o figuritas, tampoco del punto de vista católico que vincula al Diablo con el mal, por lo que no utilizan dibujos en contraposición a esa religión.

Los integrantes de La Diablada le fueron dando forma y tomaron como figuras representativas las del Mundo Andino; el ser superior, el terrenal y el que vive en el submundo, que se conocen como «Jananpacha» que es el aire, «kaypacha», donde vivimos, y el «Ukupacha», que es lo que vive bajo la tierra. En el mundo del aire, el superior, está el Cóndor o el Águila; en la tierra la Llama, que es un animal sagrado, el Quirquincho, el Puma, entre otros que representan la vida terrenal y en el submundo está la Serpiente. Todo tiene un sentido, una cohesión ligada a la cultura ancestral. Tienen como finalidad que la gente de otras provincias conozca la verdadera historia, la otra cara, y no lo que se muestra en muchos festivales del país como promoción y que únicamente manifiesta el fin lucrativo y comercial de quienes lo realizan y no el verdadero sentido de esta festividad. Exponen una historia desdibujada que para el líder de La Diablada -es la prostitución del Diablo de Humahuaca porque como él lo afirma “por dos monedas cualesquiera sale con el traje de Diablo en cualquier época del año”. En este actuar no solo se visibiliza el dinero mal habido de la venta de una cultura, sino que involucra algo más profundo, que es, el no respetar el sentir de los abuelos, los verdaderos fundamentos, que seguramente llegaron a conocer, pero los ignoraron. Por toda esta concepción ideológica basada en la esencia cultural y milenaria de sus ancestros, es que los integrantes de La Diablada se rehúsan a utilizar los trajes en cualquier día del año porque para portar esos trajes; tienen una premisa fundamental e inalterable, pedir permiso a la Pachamama.

Porque si se colocan el traje a dos semanas del inicio del Carnaval, entonces en ese caso la pregunta es, qué es lo que están desenterrando el Sábado Carnaval. La respuesta es, la falta de respeto que se está teniendo con la Madre Tierra.

Uno de los trajes extraordinarios fue presentado en el último Carnaval; fue la figura del Sol en agradecimiento a Tata Inti, que es la dualidad de la Mama Tierra, es decir el sol y la tierra, la representación de la Vida en la cultura andina. Elaborar ese traje fue darle un verdadero significado al traje del Diablo de Humahuaca. Ya que no es aceptable para la cultura de la región que borden figuras de Plantas versus Zombies, Pato Donald, Patoruzú, entre otras porque no representan el verdadero sentir del pueblo.

Les interesa mucho que la gente conozca el pensamiento real y no el que venden algunos artistas famosos, que viven divulgando que van a dar una mano a los carnavales de la Quebrada de Humahuaca. En este sentido Juan Carlos Vargas referente de la Diablada de Humahuaca aseguró que «nosotros no necesitamos de ese tipo de manos porque la verdad ellos usan el Carnaval para alimentar sus intereses económicos. Esos artistas famosos nos han destruido, concretamente Los Tekis y Bruno Arias. Nosotros los conocemos bien a Los Tekis porque iban a tocar gratis a la comparsa La Unión en el comedor estudiantil municipal y como fueron creciendo terminaron llevando el Diablo a Cosquín. A mí me ofrecieron para ir a Córdoba, no me interesó. Debía ir con un grupo de una comparsa, pero no lo hice porque no me interesó el dinero que había ni el escenario que ofrecían porque antes que cualquier escenario está nuestra Pachamama” —dejando plasmado en esta afirmación ese sentimiento tan arraigado que lo une a su cultura-. Continúo describiendo la esencia de su pensamiento expresando que «No quise, porque respetamos el sentir de nuestros abuelos; para ellos era el San Carnaval, había un respeto mayúsculo, algo que no se podía tocar y que se debía hacer cuando se debe hacerlo».

Para Juan Carlos el Carnaval de Humahuaca se debe vivir únicamente en Humahuaca no en otro sitio, manifestando que «el ejemplo más claro es el Carnaval de Oruro que se vive únicamente en ese lugar. Deben respetar la esencia, no pueden venderlo como el Carnaval de Humahuaca. Lo que están haciendo es manipular al Diablo de Humahuaca». La responsabilidad de lo que sucede culturalmente en esta manipulación de no seguir los preceptos ancestrales dijo que son a causa de “la dirigencia de las comparsas de Humahuaca, de las autoridades gubernamentales y otro tanto es responsabilidad de cada uno de los integrantes de las distintas comparsas de Humahuaca», que permiten que les sigan «vendiendo espejitos de colores y nosotros seguimos dando nuestro oro cultural porque es nuestra riqueza, nuestro conocimiento. No podemos darlos por migajas, por dos vinos tal vez. Ese es uno de los grandes problemas que tenemos en la actualidad porque nos dijeron que se llevaban para difundir lo nuestro, pero nos perjudicaron. Tampoco estoy de acuerdo con una organización social que sacaba el Diablo cuando querían. Muchos abuelos están resentidos y lloran por esto»-un sentimiento lógico para quienes respetaban la cultura heredada-. Estos datos están basados en un estudio que realizaron con los integrantes de la institución a través de entrevistas con los abuelos, por lo cual el referente de La Diablada, Juan Carlos Vargas, adquirió un vasto conocimiento del tema. Pero esta firmeza ideológica está basada no solo por recopilar información para conocer fehacientemente lo que es el Diablo de Humahuaca, sino por experiencia propia ya que utiliza el traje de Diablo desde los 9 años de edad. Hace 25 años atrás comenzaron con la preservación del Traje del Diablo de Humahuaca y posteriormente se crea La Diablada como una confirmación de lo que querían conservar. Juan Carlos Vargas puntualizó que los valores del Diablo son «no sacarse la careta, no sacarse los cuernos, hacer divertir a las personas, alegrar la fiesta y sobre todo de salir en el momento exacto, en tiempo de Carnaval, no antes ni después, es decir sacar al Diablo cuando se desentierra al inicio del Carnaval y enterrarlo cuando se termina esta gran fiesta. No debe salir más durante el año»-esto último como un pensamiento inalterable de esa lucha por rescatar los valores desvirtuados y el respeto a una identidad cultural-.

Otro de los valores que inculca a todos los integrantes de la Diablada es el de no olvidar que «cuando se saca al Diablo se pide permiso a la Pachamama para portar el traje durante los nueve días. Después que se entierra el Diablo, el mismo no debe salir. Ese es un conocimiento, sabiduría, que nuestros abuelos nos han legado. Esa sabiduría en la actualidad se ha destruido por los propios pobladores de nuestra tierra y ajenos que no viven en la Quebrada que lo hicieron con fines meramente comerciales».

La Diablada forma parte del Centro Cultural Social y Deportivo Pachamama que tiene su sede en la ciudad de Humahuaca. Originariamente nació como Centro Indígena, pero con el correr del tiempo fue cambiando de nombre, esto a raíz de que los objetivos iniciales se fueron ampliando en búsqueda de abarcar diversas temáticas sociales. Entre esas metas -que se encuentran desarrollando mediante el esfuerzo propio- se centralizaron en la promoción del deporte, la conformación de una Banda de Sikuris, llamada Pachakuti y la asistencia en casas sociales como el Comedor Estudiantil para jóvenes que van desde los 12 a los 19 años -que no cuentan con los recursos económicos necesarios porque son del interior del Departamento de Humahuaca-. Tampoco están encuadrados dentro de la planificación del gobierno local, -en cuanto a ser incluidos en un comedor nutricional- porque esa planificación gubernamental solo incluye a niños de hasta 12 años de edad. Otras de las actividades que realizan es un bingo solidario, cuya recaudación son para cubrir las necesidades de la institución y la entrega de donaciones y colaboraciones a otras instituciones deportivas a través de trofeos y medallas.

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